miércoles, 30 de diciembre de 2009

Virreyes de México 1664-1672

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Diego Osorio de Escobar y Llamas (1664)

Fue religioso del clero secular, aunque amigo de los jesuitas, era obispo de Puebla y había sido nombrado arzobispo de México, cargo que declinó. Como una necesidad imperiosa aceptó sustituir al virrey conde de Baños en el gobierno de la Nueva España, pero era totalmente ajeno a las actividades profanas. Durante el poco tiempo que gobernó se ocupó en ordenar la Armada de Barlovento; también se ocupó en escuchar quejas de particulares por el mal servicio del correo, el que hizo arreglar de manera muy eficiente; pero que enfermo y cansado, este obispo-virrey tan pronto como lo creyó prudente renunció a su alto cargo retirándose a Puebla, donde murió en octubre de 1673.

Antonio Sebastián de Toledo (1664-1672)

Sirvió a la Casa Real como mayordomo de palacio y en el cuerpo diplomático, por lo que ganó la confianza del rey Felipe IV que lo nombró virrey de la Nueva España en diciembre de 1663.

Llegó a la ciudad de México y se ocupó de poner en alta fuerza a la Armada de Barlovento, cuya reorganización había iniciado el obispo-virrey Osorio de Escobar. Los grandes problemas que tuvo este virrey fueron de orden económico; sin embargo la Audiencia lo acusó de trivialidades como llegar tarde a los oficios religiosos, lo que mereció que la Corona llamara la atención al virrey, quien enfermo y molesto solicitó retirarse del mando, petición que no le fue aceptada sino hasta julio de 1672.

Pedro Nuño Colón de Portugal (1672)

En abril de 1672 fue nombrado virrey de la Nueva España don Enrique de Toledo y Osorio, marqués de Villafranca, pero pretextando motivos de salud renunció al cargo, por lo que la Corona, gobernando Carlos II "El hechizado" (quien iba a ser el último monarca de la Casa de Austria), nombró al duque de Veragua para virrey.

Llegó a Veracruz en septiembre y allí se entretuvo para revisar las fortificaciones del puerto, porque se había declarado la guerra a Francia y se temían ataques a la tierra firme.

El virrey, aunque entusiasta y buen soldado, estaba enfermo. Se detuvo en el Alcázar de Chapultepec, más bien por motivos de salud que para esperar los festejos de recepción. Ya al frente del gobierno se puso grave y murió el 13 de diciembre del mismo año. Se le dio solemne sepultura en la Catedral y sus restos después de algún tiempo fueron trasladados a España.

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