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Lorenzo Suárez de Mendoza (1580-1583)
Este virrey nació en Guadalajara, España, probablemente en 1518. Pertenecía a la vieja nobleza española, descendiente directo del marqués de Santillana, Don Íñigo López de Mendoza y primo segundo de don Antonio de Mendoza, primer virrey de Nueva España.. El 26 de marzo de 1580 fue nombrado virrey de Nueva España por el rey Felipe II; hizo el viaje sin contratiempo hasta Veracruz y entró solemnemente en la ciudad de México el 4 de octubre del mismo año.
Era trabajador, honrado y de muy buen carácter, por lo que se ganó la simpatía general, encargándose desde luego de corregir los vicios y corrupciones de la administración, cosa que no logró del todo porque la Audiencia le limitaba su radio de acción. Para el control de los negocios mercantiles y principalmente de las importantes ferias de Veracruz y Acapulco, instituyó el Tribunal del Comercio o Consulado de México, pero aún así encontró serios obstáculos por la intromisión de la Audiencia.
El virrey Suárez de Mendoza, Conde de Coruña, era ya anciano y no podía ocuparse de los muchos asuntos y problemas del Virreinato. Inopinadamente murió el 29 de junio de 1583.
Pedro Moya Contreras (1584-1585)
Nació en Córdoba, España; siguió la carrera sacerdotal doctorándose en cánones en la Universidad de Salamanca. Mucha fama gozaba este arzobispo por su recta justicia, que produjo mucho recelo entre los oidores. Teniendo el cargo de visitador en 1584, recibió el nombramiento de virrey y asumió así los tres mayores cargos de Nueva España; virrey, inquisidor general y arzobispo de México. La instrucción de la población indígena fue para el arzobispo-virrey su principal preocupación; fundó el Seminario de Indios, para enseñarles la doctrina cristiana, lectura, escritura, canto y un oficio.
En 1585 convocó el arzobispo-virrey a un concilio provisional en el cual se decretó que por ningún motivo se podía hacer esclavos a los indios. Fue un hombre recto y justo, por lo que la sociedad lo estimó mucho. Falleció en España, en la presidencia del Real Consejo de Indias, el 21 de diciembre de 1591.
Álvaro Manrique de Zúñiga (1585-1590)
Era hijo del cuarto duque de Béjar. El día 26 de febrero de 1585, don Álvaro Manrique de Zúñiga recibió el nombramiento de virrey de Nueva España, directamente del monarca. Duró todavía algún tiempo en España, hizo el viaje a Veracruz en un barco de guerra y entró solemnemente en México el 18 de noviembre, acompañado de su esposa. Inició su gobierno haciendo cumplir las ordenanzas sobre el comercio de vinos en la capital y reguló los sitios donde podía haber tabernas. En el año de 1586 volvió a recrudecerse el disgusto entre los cleros regular y secular, por asuntos de jurisdicciones. Siempre el clero regular, los frailes, contaron con el apoyo del pueblo, mientras que el virrey, en este caso, y la nobleza, se inclinaron por los seculares. Los frailes de las órdenes de Santo Domingo, San Agustín y San Francisco, tuvieron disgustos muy serios con el virrey Manrique.
El virrey Manrique creó un cuerpo de milicias de voluntarios para rechazar cualquier desembarco de los filibusteros y armó dos buques para combatirlos en alta mar.
Las quejas contra el virrey Manrique empezaron a llegar al Real Consejo de Indias con muchos cargos, la mayor parte injustos o exagerados. Alarmado el Real Consejo de Indias dispuso el nombramiento de un visitador, cargo que recayó en don Pedro Romanos, obispo de Tlaxcala, enemigo del virrey por los incidentes habidos con el clero regular quien le embargó sus bienes y lo destituyó del cargo. Manrique permaneció seis años más en México, pobre, enfermo y procesado, hasta que al fin pudo regresar a España donde solicitó la restitución de sus bienes sin haberlo logrado. Murió en Madrid a fines de 1590, en gran estado de pobreza.
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Lorenzo Suárez de Mendoza (1580-1583)
Este virrey nació en Guadalajara, España, probablemente en 1518. Pertenecía a la vieja nobleza española, descendiente directo del marqués de Santillana, Don Íñigo López de Mendoza y primo segundo de don Antonio de Mendoza, primer virrey de Nueva España.. El 26 de marzo de 1580 fue nombrado virrey de Nueva España por el rey Felipe II; hizo el viaje sin contratiempo hasta Veracruz y entró solemnemente en la ciudad de México el 4 de octubre del mismo año.
Era trabajador, honrado y de muy buen carácter, por lo que se ganó la simpatía general, encargándose desde luego de corregir los vicios y corrupciones de la administración, cosa que no logró del todo porque la Audiencia le limitaba su radio de acción. Para el control de los negocios mercantiles y principalmente de las importantes ferias de Veracruz y Acapulco, instituyó el Tribunal del Comercio o Consulado de México, pero aún así encontró serios obstáculos por la intromisión de la Audiencia.
El virrey Suárez de Mendoza, Conde de Coruña, era ya anciano y no podía ocuparse de los muchos asuntos y problemas del Virreinato. Inopinadamente murió el 29 de junio de 1583.
Pedro Moya Contreras (1584-1585)
Nació en Córdoba, España; siguió la carrera sacerdotal doctorándose en cánones en la Universidad de Salamanca. Mucha fama gozaba este arzobispo por su recta justicia, que produjo mucho recelo entre los oidores. Teniendo el cargo de visitador en 1584, recibió el nombramiento de virrey y asumió así los tres mayores cargos de Nueva España; virrey, inquisidor general y arzobispo de México. La instrucción de la población indígena fue para el arzobispo-virrey su principal preocupación; fundó el Seminario de Indios, para enseñarles la doctrina cristiana, lectura, escritura, canto y un oficio.
En 1585 convocó el arzobispo-virrey a un concilio provisional en el cual se decretó que por ningún motivo se podía hacer esclavos a los indios. Fue un hombre recto y justo, por lo que la sociedad lo estimó mucho. Falleció en España, en la presidencia del Real Consejo de Indias, el 21 de diciembre de 1591.
Álvaro Manrique de Zúñiga (1585-1590)
Era hijo del cuarto duque de Béjar. El día 26 de febrero de 1585, don Álvaro Manrique de Zúñiga recibió el nombramiento de virrey de Nueva España, directamente del monarca. Duró todavía algún tiempo en España, hizo el viaje a Veracruz en un barco de guerra y entró solemnemente en México el 18 de noviembre, acompañado de su esposa. Inició su gobierno haciendo cumplir las ordenanzas sobre el comercio de vinos en la capital y reguló los sitios donde podía haber tabernas. En el año de 1586 volvió a recrudecerse el disgusto entre los cleros regular y secular, por asuntos de jurisdicciones. Siempre el clero regular, los frailes, contaron con el apoyo del pueblo, mientras que el virrey, en este caso, y la nobleza, se inclinaron por los seculares. Los frailes de las órdenes de Santo Domingo, San Agustín y San Francisco, tuvieron disgustos muy serios con el virrey Manrique.
El virrey Manrique creó un cuerpo de milicias de voluntarios para rechazar cualquier desembarco de los filibusteros y armó dos buques para combatirlos en alta mar.
Las quejas contra el virrey Manrique empezaron a llegar al Real Consejo de Indias con muchos cargos, la mayor parte injustos o exagerados. Alarmado el Real Consejo de Indias dispuso el nombramiento de un visitador, cargo que recayó en don Pedro Romanos, obispo de Tlaxcala, enemigo del virrey por los incidentes habidos con el clero regular quien le embargó sus bienes y lo destituyó del cargo. Manrique permaneció seis años más en México, pobre, enfermo y procesado, hasta que al fin pudo regresar a España donde solicitó la restitución de sus bienes sin haberlo logrado. Murió en Madrid a fines de 1590, en gran estado de pobreza.
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