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* Falleció el 2 de enero de 1871
Doña Margarita Maza de Juárez nació el 29 de marzo de 1826, en la ciudad de Oaxaca, sus padres fueron don Antonio Maza y doña Petra Parada; Margarita fue la menor de 4 hijos, recibió una educación muy puntual basada en altos principios morales, espirituales y éticos entre los que destacaban el amor a la justicia y repudio a la mentira y las bajezas. Don Benito Juárez nacido el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, en la Sierra de Ixtlán, Oaxaca, era 20 años mayor de edad.
Como se recordará, tras el fallecimiento de sus padres el pequeño Benito quedó bajo la protección de sus abuelos paternos y después de la muerte de estos, es recibido por su tío Bernardino, a quién ayudaba cuidando un pequeño rebaño de ovejas y otras labores del campo.
A los 12 años, el 17 de diciembre de 1817, según relata don Benito, “se fugó de su casa y marchó a pié a la ciudad de Oaxaca donde ya se encontraba su hermana Josefa”. Al llegar a la ciudad logró encontrar a su hermana en la residencia de don Antonio Maza, donde trabajaba como cocinera. Juárez fue recibido allí y se le brindó un trabajo. La llegada del adolescente Benito, al hogar de la familia Maza, marcó su destino.
Don Benito estudia la carrera de abogado, y siendo aún estudiante incursiona en la política, adoptando como ideología las ideas avanzadas, que van templando su recio carácter y pese a ser objeto de criticas de los sectores conservadores de la ciudad, Margarita “lo sigue con admiración y abnegado fervor en todo lo que él hace, lo cual se traduce en un gran amor hacia Juárez”.
En el ejercicio de su profesión, siendo Juárez, Juez de Primera Instancia de lo Civil y de Hacienda en el Estado de Oaxaca, contrae matrimonio con Margarita el 31 de julio de 1843. Juárez era ya un hombre de 37 años de edad, de finos caracteres y elegante vestir y ella, una jovencita de 17 primaveras.
El matrimonio Juárez-Maza hace un hito en la historia pues rompe con prejuicios raciales, económicos y desiguales. Educada bajo firmes principios, Margarita “se acostumbró a respetar y admirar la firmeza de los estrenos liberales de su esposo; a no interferir ni contrariar el sendero de su vida pública y a cuidar la felicidad de su hogar”.
En 1853, en la última etapa del gobierno del general Santa Anna, Juárez será desterrado y ante la difícil situación, al año siguiente, Margarita tuvo que huir, en estado y con seis hijos, y refugiándose en diferentes haciendas; serán trece años decisivos, hasta la restauración de la República en 1867.
Durante todas sus etapas difíciles, doña Margarita demostró ser una gran mujer; siempre apoyó a su esposo en su difícil pero claro proyecto ideológico así como en los acontecimientos que lo acompañaron.
Durante la intervención francesa las panas la siguen al tener que separarse una vez más de don Benito; empero nuevamente mostró una vez su generosidad al dirigir una junta de señoras que organizó eventos para lograr fondos para las víctimas de la guerra.
Las difíciles condiciones la obligan a abandonar del país, refugiándose en Washington, donde fue tratada con mucha hospitalidad. Desde su obligado exilio siguió puntualmente los acontecimientos de México, y pese a la ya notable grandeza de don Benito, doña Margarita nunca hizo a un lado su humildad y espíritu solidario.
Al triunfo la República regresó a México para reunirse con su esposo, a bordo de un barco que el presidente de Estados Unidos puso a su disposición.
Cuando desembarcó en Veracruz, el pueblo la recibió con enormes muestras de cariño y respeto.
Acompañó a partir de entonces al presidente como digna Primera Dama de la Nación, cumpliendo con notable sencillez con su deber. Doña Margarita Maza de Juárez murió el 2 de enero de 1871 en la ciudad de México. Actualmente sus restos se encuentran en el Panteón de San Fernando, junto a los de don Benito Juárez y su nombre quedó inscrito en la Cámara de Diputados en 1966.
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* Falleció el 2 de enero de 1871
Doña Margarita Maza de Juárez nació el 29 de marzo de 1826, en la ciudad de Oaxaca, sus padres fueron don Antonio Maza y doña Petra Parada; Margarita fue la menor de 4 hijos, recibió una educación muy puntual basada en altos principios morales, espirituales y éticos entre los que destacaban el amor a la justicia y repudio a la mentira y las bajezas. Don Benito Juárez nacido el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, en la Sierra de Ixtlán, Oaxaca, era 20 años mayor de edad.
Como se recordará, tras el fallecimiento de sus padres el pequeño Benito quedó bajo la protección de sus abuelos paternos y después de la muerte de estos, es recibido por su tío Bernardino, a quién ayudaba cuidando un pequeño rebaño de ovejas y otras labores del campo.
A los 12 años, el 17 de diciembre de 1817, según relata don Benito, “se fugó de su casa y marchó a pié a la ciudad de Oaxaca donde ya se encontraba su hermana Josefa”. Al llegar a la ciudad logró encontrar a su hermana en la residencia de don Antonio Maza, donde trabajaba como cocinera. Juárez fue recibido allí y se le brindó un trabajo. La llegada del adolescente Benito, al hogar de la familia Maza, marcó su destino.
Don Benito estudia la carrera de abogado, y siendo aún estudiante incursiona en la política, adoptando como ideología las ideas avanzadas, que van templando su recio carácter y pese a ser objeto de criticas de los sectores conservadores de la ciudad, Margarita “lo sigue con admiración y abnegado fervor en todo lo que él hace, lo cual se traduce en un gran amor hacia Juárez”.
En el ejercicio de su profesión, siendo Juárez, Juez de Primera Instancia de lo Civil y de Hacienda en el Estado de Oaxaca, contrae matrimonio con Margarita el 31 de julio de 1843. Juárez era ya un hombre de 37 años de edad, de finos caracteres y elegante vestir y ella, una jovencita de 17 primaveras.
El matrimonio Juárez-Maza hace un hito en la historia pues rompe con prejuicios raciales, económicos y desiguales. Educada bajo firmes principios, Margarita “se acostumbró a respetar y admirar la firmeza de los estrenos liberales de su esposo; a no interferir ni contrariar el sendero de su vida pública y a cuidar la felicidad de su hogar”.
En 1853, en la última etapa del gobierno del general Santa Anna, Juárez será desterrado y ante la difícil situación, al año siguiente, Margarita tuvo que huir, en estado y con seis hijos, y refugiándose en diferentes haciendas; serán trece años decisivos, hasta la restauración de la República en 1867.
Durante todas sus etapas difíciles, doña Margarita demostró ser una gran mujer; siempre apoyó a su esposo en su difícil pero claro proyecto ideológico así como en los acontecimientos que lo acompañaron.
Durante la intervención francesa las panas la siguen al tener que separarse una vez más de don Benito; empero nuevamente mostró una vez su generosidad al dirigir una junta de señoras que organizó eventos para lograr fondos para las víctimas de la guerra.
Las difíciles condiciones la obligan a abandonar del país, refugiándose en Washington, donde fue tratada con mucha hospitalidad. Desde su obligado exilio siguió puntualmente los acontecimientos de México, y pese a la ya notable grandeza de don Benito, doña Margarita nunca hizo a un lado su humildad y espíritu solidario.
Al triunfo la República regresó a México para reunirse con su esposo, a bordo de un barco que el presidente de Estados Unidos puso a su disposición.
Cuando desembarcó en Veracruz, el pueblo la recibió con enormes muestras de cariño y respeto.
Acompañó a partir de entonces al presidente como digna Primera Dama de la Nación, cumpliendo con notable sencillez con su deber. Doña Margarita Maza de Juárez murió el 2 de enero de 1871 en la ciudad de México. Actualmente sus restos se encuentran en el Panteón de San Fernando, junto a los de don Benito Juárez y su nombre quedó inscrito en la Cámara de Diputados en 1966.
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